Cristobal Colón en Córdoba, una historia de amor y de ambiciones

FUENTE: EL DIA DE CORDOBA 21-05-2006
 
El almirante que descubrió el Nuevo Mundo, de cuya muerte se acaban de cumplir cinco siglos, llegó a Córdoba en 1486. Aquí comenzaron sus negociaciones con los Reyes Católicos y aquí conoció a Beatriz Enríquez de Harana, con la que tuvo un hijo pero con la que jamás se casó. Hernando, el vastago de ambos, que nació en Córdoba, fue un destacado intelectual
La relación de Cristóbal Colón con Córdoba es una historia de ambiciones que se cumplieron y de un amor fallido que con el paso de los años se convirtió en una pesada losa para la conciencia del almirante. Llegado a la ciudad por vez primera en enero de 1486, el marino de origen genovés (aunque aún haya historiadores que se resistan a aceptar tal origen) era por entonces un hombre que frisaba la cuarentena, ya viudo, al que muchos tomaban por un ser alocado o cuando menos por extravagante y cuyas finanzas no pasaban exactamente por un gran momento. A Córdoba viajó el almirante en busca de los Reyes Católicos para convencerles de su ambicioso propósito de llegar a Asia por la ruta del oeste, pero lo que el creyó una tarea asequible se convirtió en una larga negociación que no se resolvió hasta las decisivas capitulaciones de Santa Fe, firmadas en 1492.
La primera decepción que Colón recibió en Córdoba tuvo lugar justo en su primera visita. Y es que el descubridor, cuyo proyecto había sido recomendó a los monarcas por el conde de Medinaceli, llegó creyendo que la Corte de Isabel y Fernando se encontraba en la ciudad, cuando en verdad se habían marchado a finales de año para pasar el invierno en Alcalá de Henares. Colón, pese a todo, se cree que permaneció en Córdoba hasta mayo o junio, cuando los Reyes Católicos regresaron al fin a la antigua capital de al-Ándalus y le concedieron una primera audiencia que, al parecer, no acabó bien, pues los Reyes, según López de Gomara, tomaron la propuesta del almirante por algo 'falso y vano'. No obstante, no debieron Isabel y Fernando desconfiar totalmente del proyecto, pues nombraron una comisión para que estudiase el asunto. Como recuerdo de aquel histórico encuentro existe hoy en el Alcázar un monumento de Pablo Yusti, que se construyó en la segunda mitad del siglo XX.

A partir de esa audiencia, el marino genovés se incorporó a la Corte de Isabel y Fernando y viajó a Salamanca con los Reyes. En la ciudad del Tormes la comisión comenzó a debatir con el navegante su propósito, pero a comienzos de enero de 1488 la comitiva Real regresó a Córdoba para preparar la campaña militar contra el reino de Granada. Allí siguieron los debates, pero en la vida de Colón se cruzó entonces esa joven mujer que, hasta su muerte, habría de causarle notables cargos de conciencia. El nombre de la joven, que por entonces tenía 20 años, era Beatriz Enríquez de Harana.

Según el historiador cordobés José de la Torre y del Cerro (1876-1959), autor del un detallado trabajo sobre la relación de la pareja que se publicó en 1933, Beatriz era hija de Pedro de Torquemada y Ana Núñez de Harana, modestos labradores de Santa María de Trassierra. Pese a su origen humilde, Beatriz, que quedó pronto huérfana de padre y madre, aprendió a leer y a escribir, lo que no era normal para una mujer de aquel tiempo. Tras pasar una etapa con una de sus abuelas y con una tía, Beatriz marchó a vivir con su tío Rodrigo Enríquez. Y fue quizá a través de un hijo de éste, Diego de Harana, que luego viajaría con el propio Colón, como la joven conoció al almirante.

De la relación entre ambos se ha escrito mucho, aunque en verdad no hay tantos datos veraces. Existe la teoría de que Beatriz fue sólo un entretenimiento para Colón mientras éste esperaba la decisión de los Reyes, y que por eso, cuando nació el hijo de ambos, Hernando, el 15 de agosto de 1488, el marino comenzó a alejarse de su amante cordobesa al ver comprometida su libertad y su principal anhelo: ese viaje fabuloso por el que tanto porfiaba. En sentido contrario, también se ha planteado la posibilidad de que Beatriz, mucho más joven que el marinero, jamás se enamorase de Colón y sólo viese en él una posibilidad de ascender socialmente. Sea como fuere, lo cierto es que jamás se casaron y que a partir de esa fecha se vieron en muy raras ocasiones, por lo que Beatriz y su hijo, que más tarde fue mandado por su padre a la Corte de los Reyes Católicos, parece que vivieron algunos años en una situación comprometida económicamente. Tras la firma de las capitulaciones de Santa Fe, Colón se centró ya casi exclusivamente en su ansiado viaje y se cree que vio por última vez a Beatriz cuando regresó a Córdoba después del primer trayecto al Nuevo Mundo.

El almirante, pese a estar ya muy alejado de ella en los años que siguieron hasta su propia muerte, mostró a menudo no estar satisfecho de su actuación moral hacia Beatriz, por lo que, una vez que su situación económica mejoró ostensiblemente, y pese a la fama de cicatero que se le atribuye al descubridor de América, le otorgó una de las pagas vitalicias que los Reyes le habían concedido a él mismo (sumaba 10.000 maravedíes a cargo de las carnicerías de Córdoba). En ese sentido, Felipe Fernández-Armesto relata en su biografía del marinero que en una de las últimas notas de éste a su hijo Diego le decía que se preocupase por Beatriz y le pedía que 'haya ella 10.000 maravedíes cada año allende de los otros 10.000 que tiene en las carnecerías de Córdoba'.

Colón murió en 1506 y Beatriz le sobrevivió como mínimo 15 años más, aunque no se sabe la fecha exacta de su muerte. Se dice de ella que tras el abandono del almirante tuvo una vida licenciosa, aunque pocos datos hay que corroboren tal extremo. Lo cierto es que cuando murió la que había sido amante de uno de los hombres más célebres de su tiempo la hacienda de Enríquez de Harana era casi igual que la que ella misma había heredado de de su madre, por lo que parece evidente que aquella cordobesa de la que tanto se ha hablado en la historia jamás nadó en la abundancia. Su vida, eso sí, fue muy, muy particular.

 

LLLLLEGA211645
Utilizamos cookies propias y de terceros con fines analíticos para medir y cuantificar la utilización de la web por los usuarios con el fin de mejorar la oferta de servicios que le ofrecemos. Clica AQUÍ para más información. Puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”, rechazar todas pulsando “Rechazar” o configurar su uso pulsando el botón “Configurar
AceptarRechazarConfigurar