Ategua
YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO |
ORIGINARIO DE LA EDAD DEL COBRE |
3er MILENIO A.C. - SIGLO XIV |
UBICACIÓN: CARRETERA PROVINCIAL 271 de Teba. P.K. 6.300 |
Ategua es un yacimiento arqueológico situado en el término municipal de Córdoba (España) que fue declarado Monumento Nacional en 1982 y Bien de Interés Cultural como Zona Arqueológica en 2004. Su delimitación actual comprende 205 hectáreas. Su gestión se realiza a través de la Red de Enclaves Culturales de Andalucía (RECA).
Actualmente se encuentra cerrado al público.
Situado a unos 20 kilómetros al sureste de Córdoba, junto al río Guadajoz y dominando un antiguo camino que comunica Córdoba con la zona de Granada, Ategua constituye uno de los yacimientos arqueológicos más destacados de la provincia de Córdoba. Aunque su notoriedad historiográfica deriva, en primera instancia, del destacado papel que jugó en la última fase de la guerra civil entre cesarianos y pompeyanos (el denominado Bellum hispaniense), culminada con la toma de Corduba y con la definitiva victoria de César en la célebre batalla de Munda (45 a.C.), las excavaciones arqueológicas realizadas en los años sesenta y ochenta del siglo pasado, bajo la dirección de los arqueólogos A. Blanco Freijeiro y M. Martín Bueno, pusieron de relieve una dilatadísima historia en el yacimiento.
En el estado actual de la investigación arqueológica, el poblamiento de Ategua se iniciaría en la Edad del Bronce, si bien determinados hallazgos apuntarían a una ocupación anterior ya de la Edad del Cobre, en el tercer milenio a.C. En el siglo VIII a.C., Ategua ya constituía un importante asentamiento tartésico fortificado. La célebre Estela de Ategua, hallada en el cercano Cortijo de Teba y conservada en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba, sería testimonio de la importancia del oppidum, localizado en el extremo sur del territorio de Corduba.
Del oppidum ibero-romano se han conservado imponentes fortificaciones, especialmente en el sector nororiental de la acrópolis. Sin duda, fueron éstas las defensas que debió forzar César para hacerse con las reservas de trigo que los pompeyanos habían almacenado en la ciudad, y que resultaron fundamentales para abastecer a sus legiones hasta la victoria final en Munda, ya en la cercana campiña sevillana.
La ocupación de Ategua continuó durante la etapa imperial, sin que haya podido determinarse su estatuto jurídico. De esta etapa se han excavado varias casas que disponían de cisternas para el abastecimiento de agua. Igualmente se ha documentado parte de un posible edificio público.
Ya en la etapa medieval, destaca un recinto fortificado de la segunda mitad del siglo XII, que aprovecha las defensas ibero-romanas en el lado este, en tanto que en los flancos norte, oeste y sur se levanta una nueva muralla con zócalo de sillería y alzado de tapial, reforzada con diez torres cuadrangualres. Esta fortaleza debe ponerse en relación con los esfuerzos del nuevo poder almohade por garantizar el control militar de las principales vías de comunicación de al-Andalus.
Finalmente, tras la conquista castellana de la zona, en los años cuarenta del siglo XIII, se procedió al refuerzo de las puertas almohades mediante una torre octogonal y un baluarte dispuesto en el extremo nororiental, destinado a controlar las comunicaciones entre Córdoba y Granada.
En el siglo XIV se dispuso, en el espacio extramuros entre dos torres del sector suroeste, un mercado dispuesto en torno a una pequeña plaza rectangular pavimentada con lajas de piedra. Poco después, el asentamiento fue abandono, convirtiéndose Ategua en un despoblado junto al Cortijo de Teba la Vieja.